¡Del libro White Bird, pero la magia del cine deja volar nuestra imaginación!

Por Mario Antonio Lara Valdez

Lo dejo todo para ir al cine, porque es una terapia muy interesante ya que en cada una de las películas puedo descubrir de que estoy hecho y como voy en esta evolución constante ante tantos laberintos algunas veces oscuros como llenos de obstáculos, aunque no importa ya que debemos dejarnos guiar por la bondad hasta encontrar la luz de la libertad.

Todos somos Julián o Sara porque somos una mezcla perfecta entre la perfección sublime o simplemente lleno de errores sembrados en diferentes etapas de nuestras vidas.

En momentos de oscuridad, maldad, así como heridas abiertas es propicio lograr escapar a ese mundo imaginario que nos muestra lo valiente que somos ya que podemos recorrer países hasta reírse de las películas de Charles Chaplin en silencio para no ser descubiertos por la maldad del hombre en su ambicioso plan de destruirlo todo a su alrededor.

Más que esta historia de la abuela contada a su nieto buscando sensibilidad en ese corazón adolescente logrando colocar esa semilla que pueda germinar para que florezca sentimientos nobles y pueda tener empatía con sus semejantes.

Porque recomiendo esta película Alas Blancas o White Bird es un drama inspirado en historias verídicas pero que muestran diferentes rostros del ser humano que no solo quedan en terror ocurrido en épocas pasadas que en nuestros días siguen ocurriendo pero que gracias a Dios tenemos graneros o vecinos que nos esconden en sótano o áticos, pero ver las estrellas cada noche.

Desde mi opinión la verdadera protagonista de esta cinta es la abuela de Julien, Sara, quien durante una visita en París decide mostrarle a su nieto sus heridas del pasado, pero también como podía volar, volar hasta sonreír en las memorias de adolescente que tuvo que ser escondida de los nazis durante la ocupación de Francia en la Segunda Guerra Mundial.

La parte de la película White Bird que logra magistralmente rescatar este pasado de Sara adolescente es esa parte que más entra en las emociones pero también deja ese mensaje contundente ante público, ya en su tercera edad como escritora y Sobreviviente es para estremecer la pantalla grande dejando aparecer a Julien y sumerge al espectador en ese pasado vivido o esté presente que está viviendo ,jugando a favor del objetivo de adaptar una novela dentro del lenguaje visual del medio cinematográfico logrando volver tridimensional una historia que sólo se encontramos en las páginas de un libro.

El director Marc Forster, que ha logrado dividir, pero unificar escenarios en tiempos de guerra como también con historias familiares y adaptaciones literarias al cine, y suelen explorar esa lucha interna de los personajes, temas de pérdida, hostilidad, amor, desamparo búsqueda de la identidad y la exploración del significado en un mundo complicado. Probablemente la experiencia detrás de su equipo creativo es lo que consigue poner en relieve la historia que vive Sara junto al chico que la salvó.

Es en esta línea narrativa donde además presenciamos las mejores actuaciones de la película, sólidas, creíbles, con jóvenes intérpretes que prometen bastante y que exudan una química muy tierna. Gracias a ellos, los personajes no se quedan en lo caricaturesco, ni se siente tan larga la película al turnarse de forma equilibrada entre la tristeza y el optimismo.

Aunque concebida como una fábula del universo Wonder, su legado y héroes resuenan más cercanos a obras como La ladrona de libros o Donde tocan las manos. Visualmente, Alas Blancas destaca por su estética cuidada en escenarios como en diálogos .

La cinematografía evoca las etapas y transformación de la juventud, la esperanza y el amor, contrastando la brutalidad de la guerra con la magia de la imaginación infantil explotando en colores vivos esa llegada de la pubertad.

Visitar de manera imaginaria este pueblo francés logrando que ese espectador disfrute del paisaje bellamente retratados como si se tratara de un cuento de hadas, incluso con soldados rondando, y la banda sonora despertando esas emociones a flor de piel juega un papel crucial acompañando ese entorno es situaciones difíciles que nos llena de impotencia.

Puede que la película use un evento de la historia mundial que ha sido manoseado en las diferentes etapas del cine, pero también podemos observar lo bien logrado en este subgénero bélico, ya que no cortan de manera brusca su mensaje central.

Este drama logra entrar de manera sutil a nuestra profundidad visualizando esas grandes y pequeñas consecuencias de la maldad o bondad en el mundo.

Se entiende que, a pesar de vivir contextos muy distintos, en épocas muy diferentes, continúa la empatía como ese bastón extremadamente necesario para apoyar de manera sólida una convivencia equilibrada y agradable en nuestra aldea global.

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